lunes, 12 de marzo de 2012

LA HAZAÑA DE CHARLES LINDBERGH

 Spirit of st louis es el nombre que se le dio al primer avión capaz de cruzar el atlántico sin escalas, una hazaña que se alejaba mucho de la época que corría donde la aviación estaba saliendo prácticamente del cascacarón. Finales del mes de mayo de 1919, se ofrece un premio por 25.000 dólares a aquel osado que sea capaz de completar tal hazaña, la mayor parte de los pilotos rechazaban esta idea o no estaban dispuestos a arriesgarse dado los peligros que entrañaba, pero sería un joven piloto americano conocido como Charles Augustus Lindbergh el que convencería a nueve empresarios de san louis que era posible lograr el vuelo transoceánico sin escala ninguna. Ordeno que se construyera un avión con un motor de nueve cilindros y 220 hp, con capacidad para llevar 450 galones de combustible y unos 100 litros de aceite que Lindbergh había planeado utilizar. En un principio los fabricantes pensaron que estaba loco ya que pidió que no le pusieran la radio de telecomunicaciones ni el sextante, ambos artefactos imprescindibles para guiarse, pero Lindbergh argumentaba que le aumentaban peso innecesario a la nave. Hizo también que sacaran el asiento del copiloto ya que aseguraba que podía realizar la travesía él solo, sin ayuda. También suprimió el tapizado, la pintura y los cables innecesarios del sistema eléctrico. Sin mas preámbulo un 20 de mayo de 1927 y con un pronóstico del tiempo que muchos rechazarían, Charles Lindbergh despego de una pista de césped de Nueva York rumbo a París, tras mantenerse despierto durante 36 horas, finalmente llegaría al aeropuerto de la bourget donde la gente estaba a la espera con gran entusiasmo. Charles Lindbergh había volado 3.600 millas ininterrumpidas rompiendo la barrera que separaba los vuelos transoceánicos y batiendo un nuevo récord en la aviación, el joven piloto estadounidense había cumplido finalmente su sueño. Como anécdota destacar que se cree que Lindbergh mando que en su angosta cabina metieran una mosca para mantenerlo distraído y que no se pudiera dormir, además de quitarle el compensador para que tuviera que estar pendiente de los mandos en todo momento.


Cabina del Spirit of st louis


Charles Lindbergh y su aeronave



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