Spirit
of st louis es el nombre que se le dio al primer avión capaz de cruzar el
atlántico sin escalas, una hazaña que se alejaba mucho de la época que corría
donde la aviación estaba saliendo prácticamente del cascacarón. Finales del mes
de mayo de 1919, se ofrece un premio por 25.000 dólares a aquel osado que sea capaz de completar tal
hazaña, la mayor parte de los pilotos rechazaban esta idea o no estaban dispuestos
a arriesgarse dado los peligros que entrañaba, pero sería un joven piloto
americano conocido como Charles Augustus Lindbergh el que convencería a nueve
empresarios de san louis que era posible lograr el vuelo transoceánico sin
escala ninguna. Ordeno que se construyera un avión con un motor de nueve cilindros y 220 hp, con capacidad para llevar 450 galones de combustible y unos 100 litros de aceite que Lindbergh había planeado
utilizar. En un principio los fabricantes pensaron que estaba
loco ya que pidió que no le pusieran la radio de telecomunicaciones ni el
sextante, ambos artefactos imprescindibles para guiarse, pero Lindbergh argumentaba
que le aumentaban peso innecesario a la nave. Hizo también que sacaran el
asiento del copiloto ya que aseguraba que podía realizar la travesía él solo,
sin ayuda. También suprimió el tapizado, la pintura y los cables innecesarios
del sistema eléctrico. Sin mas preámbulo un 20 de mayo de 1927 y con un pronóstico
del tiempo que muchos rechazarían, Charles Lindbergh despego de una pista de césped
de Nueva York rumbo a París, tras mantenerse despierto durante 36 horas, finalmente llegaría al aeropuerto de la bourget donde la gente estaba a la
espera con gran entusiasmo. Charles Lindbergh había volado 3.600
millas ininterrumpidas rompiendo la barrera que separaba los vuelos transoceánicos
y batiendo un nuevo récord en la aviación, el joven piloto estadounidense había
cumplido finalmente su sueño. Como anécdota destacar que se cree que Lindbergh mando que
en su angosta cabina metieran una mosca para mantenerlo distraído y que no se
pudiera dormir, además de quitarle el compensador para que tuviera que estar
pendiente de los mandos en todo momento.
Cabina del Spirit of st louis
Charles Lindbergh y su aeronave
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